Sunday 21 December 2008


EL ASCENSO PACÍFICO DE CHINA
La salud de su sistema depende sobre todo de Pekín. Pero es necesario un trabajo conjunto para asegurar la convivencia mundial. Aquí van cuatro claves para emprender ese camino

Timothy Garton Ash

El País, 21 de diciembre de 2008

Ahora que conmemoramos el trigésimo aniversario del inicio de las reformas económicas chinas que iban a cambiar el mundo y que emprendió Deng Xiaoping, tengo que volver a la pregunta de los 65 trillones de dólares sobre el ascenso pacífico de China. Algunas reacciones a los artículos que escribí recientemente desde dicho país indican que existen muchas posibilidades de malentendidos, sobre todo entre los lectores chinos, de modo que voy a intentar exponer el argumento con claridad.

Empecemos por un posible final nada feliz. Cuando las grandes potencias ascienden y caen, existe más peligro de guerra: no hoy ni mañana, sino en cuestión de decenios. Esta proposición no implica ningún juicio de valor sobre la cultura ni el carácter nacional chino. Se limita a reflejar una pauta recurrente en la historia, visible a lo largo de miles de años en muchas regiones y culturas distintas. Puede no ser la potencia en ascenso la que inicie la guerra. Puede ser la potencia en declive, que emprende una agresión defensiva. Incluso puede ser una guerra contra terceros (la transferencia hegemónica de Gran Bretaña a Estados Unidos se produjo mientras ambos luchaban contra la Alemania nazi).

No hay nada remotamente original ni ofensivo en esta línea de pensamiento. La propia idea de "ascenso pacífico", lanzada por un importante pensador del Partido Comunista hace unos años, se basaba en ese mismo análisis: que, históricamente, los ascensos de las naciones, muchas veces, no han sido pacíficos (el término preferido oficialmente hoy es desarrollo pacífico, pero ascenso pacífico implica un análisis mucho más preciso). Por tanto, ése es el riesgo a largo plazo: la guerra. Pero la oportunidad a largo plazo también es enorme: imaginemos a una quinta parte de la humanidad organizada en un solo Estado moderno y próspero, que desempeñe un papel constructivo en un sistema internacional de cooperación y aborde retos internacionales como el calentamiento global que nos amenaza a todos. Es decir, lo que está en juego es muchísimo, para bien o para mal.

(...) [artículo aquí]

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