Sunday 26 April 2009


OBAMA Y AFGANISTÁN
La tan elogiada nueva política del presidente estadounidense para el país asiático adolece de carencias. No es nada seguro, para empezar, que el mejor instrumento sea el aumento de tropas extranjeras

Francesc Vendrell

El País, 26 de abril de 2009

A primera vista, muchas cosas encomiables se aprecian en la perspectiva adoptada por la Administración de Barack Obama respecto a Afganistán. En realidad, muchos de sus nuevos elementos coinciden con los que mi organismo defendió cuando yo era Representante Especial de la Unión Europea para ese país.

Resulta refrescante escuchar que dicha Administración declare, por ejemplo, que la legitimidad del Gobierno afgano se ve socavada por la "corrupción rampante", que hay que establecer criterios claros para garantizar que la ayuda extranjera no se despilfarra, o que el conflicto afgano no se resolverá del todo mientras los talibanes cuenten con santuarios paquistaníes en los que la insurgencia islamista no deja de extenderse.
También es positivo que Estados Unidos se recuerde a sí mismo y a la comunidad internacional que la propia seguridad nacional es la principal razón de nuestra presencia en esa región.

Sin embargo, no puede uno dejar de preguntarse sobre otros elementos que apuntan menos hacia una "nueva" política que a una continuación de la que propugnaba George W. Bush.

Pensemos por ejemplo en el discurso sobre la "derrota" de Al-Qaeda. ¿Hasta qué punto se diferencia de la victoria en la "guerra contra el terror"? ¿Qué tiene que ocurrir para que se proclame el éxito en esta empresa, cuando Al-Qaeda es más una franquicia que una organización centralizada?

(...) [artículo aquí]

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